Humo de incendios... humo de hechos... ¿Disiparlos es posible?

En Chile, en estos momentos vivimos complejos escenarios forestales.  A nivel nacional, se registran siete Alertas Rojas para las regiones del Maule, Biobío y La Araucanía; para las provincias de San Antonio, Marga Marga y Melipilla y para las comunas de Valparaíso y San Antonio. Hasta el momento se reportan 18 incendios activos que abarcan desde las regiones de Valparaíso a la Araucanía, y que comprometen 16 mil 200 hectáreas.

Esta circunstancia de emergencia forestal, en comparación al periodo anterior, presenta un aumento a la superficie afectada de un 791%, por lo que es necesario extremar las medidas preventivas.

En este contexto y viendo lo que sucedió hace unos días en Santiago por una densa nube de humo que cubrió gran parte de la capital de Chile, producto de varios focos de incendios forestales que se originaron a kilómetros de distancia de la región Metropolitana, (en la región de Valparaíso) no pude evitar reflexionar sobre lo que sucede con nosotros, cuando nuestras malas acciones y decisiones influyen y repercuten de manera tan potente en la vida de otros... incluso a veces ni siquiera dimensionamos que tan lejos pueden llegar los alcances de nuestra maldad (consciente o inconsciente) ni tampoco en el grado en el que podemos llegar a afectar negativamente a otros... somos como el humo de estos incendios... lejos de su origen, sigue molestando, afectando y haciendo sentir incómodo...

En 1 Corintios 10.32-33 Pablo escribe “…No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos…”

Echa un vistazo el día de hoy a tu alrededor, y tal vez, un poco más allá... ¿Hay algo que hayas hecho o dicho que pueda ser tropiezo para otros?  Tal vez no imaginaste los alcances de lo sucedido y de cómo afectaría la vida de otros creyentes.

Sería un buen momento para que el pedir perdón irrumpa como viento recio, o el aclarar algo... o incluso pedir disculpas por un malentendido... que disipe el humo del dolor, la tristeza, el daño, o simplemente traer paz al corazón atribulado...

No dejes que tus decisiones repercutan en otros de forma negativa... equivocarse no da lo mismo... todo acto trae su consecuencia, pero a veces, también la lleva hacia otros...

No seas humo, molesto e incómodo... mejor sé viento... que trae refresco al alma angustiada...!!!

Por: Rodrigo Pérez