El "qué diran"

"Baila como si nadie te viera, Ama como si nunca te hubieran hecho daño, Canta como si nadie te estuviera oyendo y Vive como si el cielo estuviera en la tierra”. ¡No podría estar más de acuerdo con los dichos de esa conocida frase! Dios ya nos declaró justos y libres para bailar de gozo por sus bendiciones, libres para cantar de sus bondades.

Por años viví bajo la tenebrosa sombra del “qué dirán”, temerosa de hacer cosas que me hicieran ver “poco espiritual”, tratando de guardar la “compostura” para así poder estar a la altura de un sin número de reglas que supuestamente me harían una mejor cristiana... Para colmo parecía tener doble personalidad, en la iglesia era una persona… y fuera de ella otra muy distinta. Me temo que estaba muy equivocada.

Ya sea por ignorancia propia o tal vez influenciados por personas que han tomado el evangelio y lo han acomodado a su propia conveniencia, podemos caer en una cruel trampa, la de ser esclavos de tradiciones religiosas que están totalmente alejadas de la gracia liberadora de Cristo.

La Biblia describe duramente a tales personas, los llama “falsos seguidores”, aparentan ser “cristianos muy espirituales”, pero en realidad lo único que buscan es quitarnos la libertad que Cristo ya nos dio, esclavizándonos obedeciendo leyes y formas (Gál.2:4-5).

En Cristo somos libres, no tenemos por qué vivir esclavos de prejuicios y del “qué dirán”. Ser aceptados por Dios (dentro y fuera de la iglesia), no depende de las apariencias, ni de las cosas, (por grandiosas o espirituales que puedan parecer), que hagamos frente a él, o de las personas, las que nos pueden declarar inocentes o “buenos”. (Rom.10:3-4).

No me mal interpreten. No se trata de libertinaje, de romper con todo y de hacer lo que nos venga en gana, ¡Dios nos libre de ser piedra de tropiezo para nadie, por el contrario, debemos ser ejemplo estemos en el lugar y con las personas que sea!

Hablo de saber que ahora vivimos unidos a Cristo y que podemos confiar plenamente en él. Su espíritu nos capacita para hacer lo correcto y para dejar de depender de aquellos que nos dictan reglas que nos dicen: “no toquen esto”, “no coman eso”, “no prueben aquello”.

Nadie, salvo la cruz de Cristo puede quitar el tremendo poder de nuestra carne que lucha por cumplir y ganarse a Dios por las cosas que hacemos.

Confiemos en Cristo, hagamos a un lado nuestros miedos, vergüenzas o complejos de inferioridad y disfrutemos con toda libertad de la vida que tenemos en Cristo y hagámoslo como Dios quiere porque: “Seguiremos obedeciendo tus enseñanzas por siempre y para siempre. Caminaremos en libertad, porque nos hemos dedicado a tus mandamientos”. Sal.119: 44-45.

¿Preocupados por el qué dirán? ¡Mejor preocupémonos por el qué dirá Dios! Él ya nos declaró justos y libres para bailar de gozo por sus bendiciones, libres para amar, incluso a aquellos que nunca podríamos haber amado, libres para cantar de sus bondades y libres para vivir en la abundancia que sólo encontramos con él.

Por: Patty Marroquín 
Especialidades Juveniles Chile